FIJACIONES DE ESQUÍ DE MONTAÑA. ¿CON CUÁL ME QUEDO?

Cada vez podemos ver en las montañas, las cercanas y las lejanas, un mayor número de personas que practican el tan en boga Esquí de Travesía (esquí de montaña o esquí alpinismo).
La aparente sencillez de la actividad puede llevar a engaño, ya que requiere más recursos técnicos en el esquí de los que suele tener un esquiador de pista y sobre todo, requiere tener conocimientos de alta montaña invernal y de alpinismo. Olvidaos de que es lo mismo que hacer un fuera de pista entre los pinos de Cerler o Formigal... La democratización de deportes como éste, aunque la mayoría de las cosas que trae son buenas, también trae problemas, como gente que baja pistas negras fumándose un pitillo y que como esquí fetén se alquila un día un equipo de travesía e intenta subir al Aneto (visto y oído en directo) aunque no haya hecho montaña en su vida...
Subiendo hacia el Veleta
“Sentidiño”, respeto y humildad por favor.

También estamos la gente con mucha experiencia en montaña y alpinismo a los que un buen día nos da por probar eso de deslizarse ladera arriba y luego ladera abajo y aprendemos a esquiar a las bravas, continuamos aprendiendo más o menos y perfeccionando en pista y acabamos sabiendo esquiar un poco decentemente y bajando por casi cualquier sitio, aunque sea sin estilo ;-)

Este artículo realmente es de material, así que dejo estas divagaciones para una conversación de bar y me centro en lo que quería.

Hoy en día tenemos, como en todo, un amplísimo abanico de fijaciones para esquí de montaña. Sobre todo estos dos últimos años, en los que estamos asistiendo a innovaciones y lanzamientos por parte de las marcas punteras y de otras no tan punteras. Como otras veces, intentaré ayudaros a tomar una decisión si andáis buscando material y a aclararos conceptos basándome hoy en una fijación en concreto: Dynafit TLT Speed Radical.

En las fijaciones (bindings en inglés o ataduras como dicen en otros lares) de travesía tenemos dos sistemas de anclaje a la bota: El sistema de placa y el sistema Tech (o Dynafit como generalmente se conoce).

Foqueando con fijaciones de placa
Las fijaciones de placa son similares a las de esquí alpino y se fijan a la bota de idéntica manera, la talonera y la puntera están unidas con una barra de material metálico (o plástico o de carbono) que queda fija bajo la bota en todo momento. A la hora de la subida todo el conjunto pivota sobre la puntera con el talón libre, y para bajar la talonera queda fija como en una fijación de alpino.

Subiendo con fijaciones ligeras. Fijaos en la diferencia de volumen de la fijación...














En las tech, esa barra no existe. La puntera se fija a la bota mediante dos tetones o pinchitos que encajan en unos orificios que la bota lleva para este menester. La talonera siempre va fija en la tabla y encaja en la bota mediante unas barras metálicas que entran en otros huecos que lleva la bota en el talón. No se pueden usar con cualquier bota, sólo con las que vengan preparadas para el sistema (hoy en día casi todos los modelos).


Detalle de los tetones de la puntera y de los Side Towers
Cada tipo de fijación tiene sus incondicionales. Los de placa por su seguridad y facilidad de manejo, y los de tech por su bajo peso y su durabilidad.
Todos tienen razón.
Generalmente las fijaciones de placa son más bajadoras ya que son más estilo a unas de alpino, su sistema de alzas y cuchillas es más sencillo de manejar y para un freerider son las adecuadas.


Pero esto ha cambiado radicalmente en los últimos años/meses.
Las fijaciones ligeras tienen la misma seguridad (DIN) que las de placa, a no ser que sean de competición, se han mejorado los sistemas de alzas, y existen unos modelos para freeride que no tienen nada que envidiar a las de placa.

Yo he probado los dos tipos. Y creo que la elección de uno u otro tipo, viene dado por el tipo de esquí de montaña que hagas.
Si lo tuyo es un esquí sin demasiadas pretensiones, tranquilo o más clásico, lo ideal para mí es un sistema de placa.
Si por el contrario quieres devorar desniveles, hacer largas rutas y escalar con las tablas a la espalda, las tech son lo tuyo.
Yo finalmente me he decantado por las tech por lo que he citado.

Y el modelo por el que me he decantado es el que he dicho antes, las Speed Radical de Dynafit.
Hay otros modelos que me gustan más, pero finalmente he elegido estas por su precio, su sistema de alzas y su facilidad para encontrar repuestos y lugares de reparación.

Primer alza en las Speed Radical. Talonera en modo Ski
Aún no las he probado a fondo ni en condiciones duras, pero las primeras impresiones son muy buenas.

Son sencillas de calzar gracias a unas barritas de metal que llaman Side Towers y que hacen de tope para la puntera de la bota y la sitúan justo a la altura de los tetones de sujeción. Yo me las he calzado incluso en nieve muy dura con el esquí resbalando, y no precisamente en llano y me ha resultado sencillo. Imagino que con más práctica lo será aún más.
Segundo alza

El sistema de alzas también es muy cómodo cuando lo practicas un poco con el bastón y me ha resultado más práctico en el primer uso que el de mis otras fijaciones de placa Diamir.
Cuando sacaron esta fijación hace unos tres años dieron problemas porque se partía la pieza de plástico negro donde van alojadas las alzas. Hoy en día está solucionado, y aunque pueden salir malas como cualquier cosa, y no dan problemas a éste respecto.

Incluyen unas cortas correas muy técnicas de cable de acero. Al principio no me convencían mucho porque no me gusta caerme y que las tablas sueltas queden cerca de mi y puedan golpearme. Pero pensando en mi nivel y modo de esquiar, donde las caídas van a ser casi todas a baja velocidad (las generales en esquí de montaña) no me parece tan relevante llevar las correas largas para alejar las tablas. Aunque esto es muy personal.

Sentido de giro de la talonera para pasar del modo Walk al modo Ski

Talonera en modo Walk. Giramos un cuarto de vuelta para alinear las barras con el talón dela bota y ya la tenemos en modo Ski

En cuanto a la fiabilidad de las fijaciones tenía algunas dudas: ¿Saltarán al hacer giros bruscos en nieve helada o hielo? ¿Saltarán cuando deben?
Respuesta a la primera pregunta: Ni de coña. Se agarran a la bota para que puedas meter los cantos hasta que te salten los empastes.
Respuesta a la segunda: Sí. Basándome en las instrucciones del fabricante y la experiencia de compañeros.
La verdad es que acostumbrado a las de placa, que dan una sensación de robustez y fiabilidad muy alta, estas al principio pueden generar dudas y desconfianza... Nada más lejos de la realidad.
Que sepáis que con este tipo de fijaciones se ha bajado todo lo bajable sin problemas: Nant Blanc de la Verte, Cho Oyu, freeride extremo en Alaska...
Puntera y correa de retención. Las cuchillas encajan en la pieza negra de la izquierda

Puntera lista para subir. Para bajar sólo tenemos que bajar la palanca blanca para permitir el salto de la fijación en caso de caída

Así que la desconfianza del principio pronto se torna en sonrisa viendo lo ligero que subes con ellas y lo bien que transmiten la fuerza y los movimientos a las tablas. De hecho no tienen holguras, cosa que no sucede con las de placa... Las vueltas maría resultan sencillas y dan mucha más libertad de movimientos y gestualidad que las de placa al pesar menos.

Si vienes de las fijaciones de placa deberás acostumbrarte a su calzado y descalzado (sobre todo al descalzado), pero en dos o tres salidas los tendrás más que dominado. Si son las primeras que usas no tendrás tanto problema porque no tendrás manías ni vicios anteriores.

Probándolas sobre el terreno
Yo he elegido este tipo de fijaciones por su ligereza (menos de 350 grs por unidad) y su transmisión a las tablas. Pero también tienen sus contras:
Si vas bajando y tienes que pasar un llano donde te es más cómodo liberar la talonera, debes descalzar la bota y volverla a calzar en modo walk. Esto con las de placa no pasa, puedes pasar del modo ski al walk con un simple movimiento del bastón en la talonera.
También me gusta más el sistema de cuchillas retráctiles de Diamir: Llevas las cuchillas puestas en la fijación y las puedes poner en modo de uso o no sin quitarte la bota ni nada. En las Dynafit puedes ponerlas sin quitar la bota, pero es menos cómodo...

Como veis, los contras que les veo son de manejo y de necesitar más tiempo para realizar algunas maniobras, ninguno de fiabilidad o seguridad. Así que espero que con práctica vayan desapareciendo estas pegas.
Decididamente las verdes son más bajadoras...

Compra la que más te convenza, llévala a un buen sitio donde te la monten y te la regulen, cuídala y sobe todo...¡¡Disfruta de ella!!



JAIME MORENO MONTES

A LO MARK TWIGHT, PERO EN EL ALMANZOR

Hoy me voy a poner a lo Mark Twight.
Uno de mis libros de cabecera es "Besa o mata, confesiones de un escalador en serie" de este alpinista estadounidense. En él, Mark expone una serie de artículos que ha ido publicando en distintos medios a lo largo de su carrera, por orden cronológico. Una compilación tremenda y excitante. Algunos de los artículos están retocados para darles frescura o porque a él mismo no le gustaba cómo estaban hechos en su momento; y al final de cada artículo hace unos comentarios sobre el mismo. Es un libro del año 2000 que he debido leer decenas de veces. Evocador y altamente motivador.

Pues eso voy a hacer yo hoy. 

Hace más de 10 años escribí lo que vais a leer. Sólo he retocado algunas cosas para darle algo de forma y empaque (aunque me ha llevado su tiempo...), y para una mejor gramática y sintaxis. Evidentemente el escrito es bastante lamentable ;-), pero lo he querido dejar con ese aire de juventud e inexperiencia que se nota en cada frase... Inexperiencia cargada de hambre por conocer y escalar, por compartir y soñar... 
Me vais a permitir el parco estilo, mi inexistente experiencia con la escritura en aquellos años (¡¡Mucha menos que ahora!! y la ausencia de fotos: En aquella época se llevaban las dispositivas...

                       Movida en el Almanzor (O cómo no se deben hacer las cosas...) 



Hace tiempo que tenía ganas de escalar la vía de la cara Norte del pico Almanzor, en la sierra de Gredos. Cuando en la revista Desnivel salió un reportaje sobre este pico y sus vías, finalmente me decidí a hacerla. Un jueves, tras la reunión del club le propuse ir a hacer la vía a Nando, que aceptó rápidamente. Luego se lo dijimos a Rober, que tras solucionar unas cosillas también se acabó apuntando. Como Nando tenía que estar el sábado por la mañana en Madrid, decidimos salir ese mismo jueves por la noche. La idea era llegar a “ la plataforma” de madrugada, dormir y salir bien tempranito para hacer la actividad en el día, y esa noche (la del viernes) volver a Madrid. Nada más lejos de la realidad...
Nando y yo salimos de Cuatro Caminos sobre las 21:00, tras perdernos en sus callejuelas recogimos a Rober bajo el acueducto de Segovia, y tras pasarnos el desvío a “la plataforma” llegamos finalmente a esta sobre la 1 de la madrugada. Nos echamos a dormir para levantarnos a las 6:00.
Sonó el despertador y tras desayunar y tomar un té calentito salimos hacia el Circo de Gredos en una fría madrugada de Diciembre. Según teníamos entendido, las condiciones de la nieve eran buenas, por lo que en tres horas más o menos estaríamos a pie de vía, en la cara Norte del Almanzor, pero a cada paso que dábamos nos convencíamos de que no era así: La nieve estaba muy blanda, nos llegaba por las rodillas en muchas ocasiones y para colmo... ¡¡No había huella!! Con lo que tocaba ir abriendo trinchera constantemente. Se ve que el mal tiempo que había hecho durante la semana había contribuido a las dos cosas... Total, que por culpa de la nieve, por nuestra falta de entrenamiento a principio de temporada, por un descanso de casi una hora en la puerta del refugio y por nuestra poca atención a beber y comer de vez en cuando, llegamos a pie de vía a la ¡¡Una y media de la tarde!! Imperdonable. ¡¡Casi seis horas desde la furgoneta hasta la vía!! Yo iba especialmente cansado porque llevaba mogollón de peso y porque las botas las había estrenado hace poco y me estaban destrozando.
Para tardar menos tiempo en llegar a la vía, visto el retraso que llevábamos, subimos hacia ella directamente por el zócalo del Almanzor, donde una placa de nieve que crujió bajo nuestros pies al pasar (aunque no cayó) hizo que me cagase de miedo (creo que allí debe seguir el tufillo...).

El mal estado de la nieve, el mal tiempo que nos envolvía (a veces no veíamos más allá de 5 metros) y el retraso que llevábamos me hizo plantearme la retirada. Nando y Rober casi me matan por plantearme eso habiendo llegado hasta allí con aquellas condiciones. Mi cabeza no funcionaba bien porque llevábamos mucho retraso y yo sólo pensaba en que mi familia se iba a preocupar mucho si no llegaba ni llamaba (los móviles estaban sin batería en la furgo...) y porque en esos momentos tenía una cosilla familiar algo jodida...
En fin, volvamos a pie de vía.
Casi dos horas en la primera reunión que montamos a la entrada de la vía, con un tornillo y un fisurero, para ponernos los arneses, cacharros y tomar algo de té caliente. Rober se da el primer largo hasta la cascada, que es una rampa de nieve y hielo de unos 50º o 55º grados, subimos Nando y yo tras él. Yo quiero darme el largo de la cascada, pero Rober se impone y se lo da él también: una cascada de hielo de 6 o 7 metros que acaba en una campa de nieve algo empinada.
El tercer largo y el cuarto decidimos hacerlos asegurados para no perder tiempo quitándonos la cuerda y guardándola (ay ese ensamble...). Me doy el tercer largo y aseguro a Nando y Rober que suben al mismo tiempo. Al mismo tiempo también suben el cuarto largo hasta la brecha que separa las dos cumbres del Almanzor. Allí Rober se hace un tremendo lío con las cuerdas que nos lleva más de 40 minutos deshacer. Cuando miro el reloj casi me da algo: Son las seis de la tarde y acabamos de hacer cima en el Almanzor. Me pongo muy nervioso por el retraso y Rober y Nando se tienen que poner serios para lograr que me calme. Comenzamos a rapelar de la cumbre, pero debido a la desorientación que teníamos a causa de las prisas, la niebla y la inminente oscuridad, nos metimos a rapelar por los contrafuertes de la cara Este. Cuando llevo unos metros descendidos me doy cuenta de que hemos metido la pata. Remonto las cuerdas y montamos el rápel por la Sur. Baja Rober, Baja Nando y bajo yo. Cuando vamos a recuperar las cuerdas, éstas no corren. Rober cabreado sube a desatascarlas mientras Nando se muere de frío y yo comienzo a tener calambres e las piernas. Cuando vuelve a bajar e intenta de nuevo recuperarlas ¡¡Siguen sin caer!! Rober monta en cólera y sale disparado hacia arriba para desatascarlas finalmente tras cambiar el emplazamiento del rápel.
Para más inri, Rober me clava un crampón en la mano izquierda mientras destrepamos la Sur hacia la travesía sobre las Canales Oscuras. Mi grito también se debe seguir oyendo...
Ya en la Portilla del Crampón nos relajamos y finalmente iniciamos la bajada entre risas. Al llegar al refugio sobre las 21:30 decidimos parar a comer y beber algo, cosa que no hemos hecho durante el día. La cara del guarda fue de película cuando le dijimos que no nos quedábamos a dormir, sino que continuábamos. Picamos algo, bebimos y rellenamos las cantimploras para seguir andando hacia la furgoneta. Tras una vuelta infernal debido al cansancio, la deshidratación y el déficit de calorías (por no hablar de mis pobre pies...) llegamos a la furgoneta a la una de la mañana, 16 horas después de haber comenzado la actividad, 16 horas casi sin parar. Evidentemente nos echamos a dormir un ratillo antes de iniciar la vuelta a Madrid.

Esta experiencia (y leer algunas cosas de Mark F. Twight) me enseñó muchas cosas: Que no se puede ir justo de tiempo y de fuerzas en montaña, que hay que beber constantemente para rendir a tope y no deshidratarnos, ir picando comidas fáciles de digerir y ricas en carbohidratos durante la actividad, no hacer una actividad fuerte en mi tercer día de botas nuevas, y sobre todo, que hay que ir ligero al máximo, cosa que este verano he puesto en práctica en los Alpes con buenos resultados. Así que ya sabéis:

¡Entrenad y aligerad compañer@s!

La vía



COMENTARIO DEL AUTOR EN 2013

Mucho han cambiado las cosas desde entonces, bueno, en realidad sólo algunas.
Ahora entrenamos duro, tenemos mucha más experiencia y soñamos con metas más altas. Pero seguimos haciendo burradas en el monte, a veces fracasamos, las botas nos siguen haciendo polvo y podríamos vernos en una situación similar, pero seguro que en algún sitio más alto y más comprometido... 
Desde entonces he hecho esta vía por lo menos cuatro veces más, con cuerda, sin cuerda, con compañeros con experiencia, con compañeros sin ella... Qué gustito da comprobar cómo uno va progresando en algo que le apasiona.
Releyendo el artículo me doy cuenta de la influencia que en esa época tenía en mí otro libro del señor Mark, "Alpinismo extremo". Lo leía con voracidad una y otra vez para sacarle jugo y aprender de los trucos de los buenos: El énfasis en la hidratación, mantener el glucógeno en sangre ingiriendo calorías de rápida asimilación y sobre todo aligerar el equipo. Leer, probar, preguntar, ganar, perder, escalar... Esto hecho durante años es lo que da lugar a ser un buen alpinista, y sí, digo buen alpinista. Porque el mejor alpinista no es el que mejor escala, el que sube más rápido o el que más vías tiene en su haber. El mejor alpinista es el que más sonrisilla nerviosa tiene ante un viaje de escalada, el que más se ríe con los amigos, el que lo da todo en un extremo de la cuerda, el que sabe renunciar y el que aprende de cada experiencia y de cada golpe de piolet si importarle si hace cumbre o no: La verdadera meta es regresar. Regresar y llenar nuestra hucha de experiencias vitales.
Un abrazo muy fuerte desde aquí para Rober y Nando, dos máquinas de eso de clavar los piolos... ¡Salud hermanos!


JAIME MORENO