Las vías ferratas, acercan la
verticalidad de la montaña y la acrobacia de los movimientos para
superarla al público que no está acostumbrado a la escalada ni
tiene los conocimientos necesarios para practicarla, lo que no quita
que haya mucha gente que también escala y haga vías ferratas como
una actividad más.
Realmente poco tiene que ver una
ferrata con la escalada, ya que en la ferrata de lo que se trata es
de facilitar el acceso a la cima de una pared o montaña con la mayor
seguridad posible, cosa que no siempre sucede escalando. En las
ferratas encontraremos en todo momento elementos que nos ayudarán en
la progresión (cadenas, grapas, escalones...) y desde que salimos
del suelo hasta que acabamos, estamos anclados a un cable de acero
mediante un elemento disipador de energía y unos mosquetones
especialmente preparados (homologación K, que resisten choques
contra metal), aunque evidentemente también existen unas ferratas
más difíciles que otras, existiendo varios sistemas de graduación
de la dificultad.
Aunque podemos leer en otros lugares de
internet que las primeras ferratas aparecieron en Austria a mediados
del siglo XIX, esto no es cierto. En aquella época lo que
aparecieron fueron caminos equipados para ayudar a los montañeros a
alcanzar algunas cimas, pero no podemos hablar de ferratas como tal,
de hecho se colocaban cuerdas en el recorrido, no cables de acero y
demás ferralla que es lo que da nombre a nuestro protagonista de
hoy.
Las primeras vías ferratas aparecen en
el macizo alpino de Dolomitas durante la I Guerra Mundial. Se
instalaron para favorecer el paso a través del macizo en vez de
rodearlo y para alcanzar cimas estratégicas y pustos en las alturas.
Aún hoy podemos recirrer algunos de estos caminos equipados.
Fue años después cuando estos caminos
fueron usados como forma de ocio, dando lugar a la restauración de
antiguas vías y a la creación de nuevas. El paraíso de las
ferratas se encuentra en Austria, Italia y Alemania, pero ya las hay
en muchos otros países, como por ejemplo el nuestro, donde cada vez
son más abundantes.
Aproximando a la vía |
Y para enseñaros una de ellas, os
traigo una espectacular: La de Foradada del Toscar.
En la provincia de Huesca, muy cerquita
de Aínsa, encontramos este pequeño pueblo con su escuela de
escalada y su ferrata.
Con un desnivel de unos 240m y un
recorrido de unos 600m, se ha convertido en una ferrata muy popular
tanto para los habituales como para los guías que conducen grupos
por ella.
Es una ferrata espectacular, pero es
muy aérea y tiene algún paso expuesto, con algún tramo de roca muy
rota y una sensación de vacío constante.
Yo la recomendaría sólo para gente
experimentada o para ir con un Guía.
Por ahí se sube |
Cartel de info y recomendaciones |
Paso horizontal al poco de comenzar |
En la canal |
Consta de tres partes. La primera muy
vertical por unos muros de roca y una canal hasta alcanzar lo alto de
una crestita. La segunda al otro lado de la cresta, por donde
descenderemos algo de los subido. Abundantes pasos horizontales. Muy
divertido.
Esto no es una ferrata, ¡¡es un book de Dani!! |
Y el tercer tramo se encuentra después de un gran puente colgante (desde donde existe un escapa por un senderillo hacia la izquierda) y nos sube hasta lo más alto de la ferrata por terreno un poco agreste y sin dificultad.
Por encima de uno de los puentes |
El descenso se encuentra semiequipado,
pero hay que andar con ojo a los resbalones y la roca suelta.
En un par de horas más 40 min de
regreso podemos tenerla hecha.
Pasos acrobáticos y expuestillos |
Llegando al final del segundo tramo |
Carretera
N-260 que une Aínsa y Campo (Huesca).
Desde
Aínsa a 1km más o menos antes de llegar a Foradada veremos una
pista con una explanadita a nuestra izquierda (cartel de vía
ferrata). En la explanadita dejamos el coche y tomando la pista que
sube y siguiendo las indicaciones, en unos 15min estaremos a pie de
vía.
Para más info: http://deandar.com/ferratas/via-ferrata-foradada-toscar
JAIME MORENO MONTES
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