Madrugamos mucho, tanto
que comenzamos a caminar con los frontales encendidos. El principio del camino
es muy tranquilo, ya que se realiza por la pista del final del Valle de Pineta.
Nuestro objetivo: El Balcón de Pineta. Si las fuerzas acompañan, intentaremos
subir a los Astazou. La tranquilidad del principio rápidamente se convierte en
una ascensión bastante dura. Las lazadas se siguen y no se deja de subir en
ningún momento. Nos acompañan varios grupillos conformados por 4 y 2 personas
durante todo el recorrido.
Foto:
Cascada de Pineta
Paramos poco mientras
no sale el sol, pero en seguida que sale nos atrancamos un poco. Hace mucho
calor, incluso en el amanecer, así que preveemos un día complicado de calor. Un
poquito más arriba de la mitad de la subida hacemos un descanso largo porque
estamos bastante cansados. Después de un saludo a dos montañeros de Calahorra,
que vienen bastante deprisa, decidimos seguir hasta el Balcón, aunque justo en
la canal final, Juana decide esperarnos en una zona de agua. La bajada es muy
larga y es una decisión acertada. Ramón y yo seguimos hacia arriba y en una
media hora nos encontramos en lo alto del Balcón, nuestro objetivo del día a
tenor de la temperatura de la jornada. Desde el balcón podemos observar los
Astazou, el Cilindro de Marboré y sobre todo la Cara Norte del Monte Perdido,
con su glaciar en clara recesión.
Foto:
Balcón de Pineta y el Valle de Pineta a nuestro pies.
Un pequeño descanso y
emprendemos el descenso hacia donde está Juana y dirección el Parador de
Bielsa. No llegamos al mismo, porque nos desviamos a comer cerca del río que
baja desde La Larri. El agua baja helada, pero nos permitimos el lujo de
refrescarnos los pies. De vuelta a nuestro alojamiento, una paradilla en el
Refugio de Pineta y la merecida cerveza que corona un gran día.
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