Travesía de la Segunda Zona.
Los chicos van perfectamente así que voy bastante relajado. El día de ayer pasa factura, pero estamos en forma, así que avanzamos con bastante velocidad. La siguiente zona de la ferrata sale un poco más a la vertical de las paredes y da bastante impresión, ya que lo primero que hace es subir hacia un puente de madera y poco despues atravesar un pequeño puente de mono de cable, nada comparado con el famoso puente de la Hermida, que atravesamos hace unas semanas...
Ramón relajado en el Puente de Mono
Desde este puente realizar una subida bastante dificil y que incluso extraploma en algún cambio para acceder a una de las cumbre de la vía ferrata. Unas vistas espectaculares y quizás la parte que más expuesta esté de la vía, llegar a la travesía y la propia travesía. Sin demasiados sobresaltos vamos superando estos tramos. Al final una última travesía y el puente colgante nos llevan al final de la parte intermedia de esta vía ferrata. Desde aquí se puede salir por un escape. La siguiente parte es una sucesión de escalones con menos interes que la primera parte, no obstante, si se tiene tiempo merece la pena realizarlo.
Último puente tibetano.
El descenso es sencillo, pero hay que tener cuidado con la pedrera. Desde el principio de la vía regresamos en unos 20 minutos al coche de nuevo.
Una pequeña parada de avituallamiento en el Lleida, unos platos combinados y de vuelta a Madrid. Un viaje con mucho éxito.
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